domingo, 20 de marzo de 2011


My Orbea

Hace ya varios años que había descubierto la antigua Orbea de mi abuelo, una bicicleta de varillas que utilizó durante muchos años, hasta que quedó olvidada en la planta alta de la portalada de la casa de mis abuelos, rodeada de paja, polvo y trastos viejos.

Desde que la encontré, la idea de restaurarla me rondaba la cabeza. Pasear con la bicicleta con la que mi abuelo había hecho tantos trayectos hace ya varias décadas me hacía especial ilusión, a pesar de que a cualquiera que le comentaba  esta idea, me decía que eso no eran más que unos hierros oxidados que no servían para nada.

Nadie sabía exactamente cuánto tiempo llevaba olvidada la Orbea, pero si tenemos en cuenta que tengo 30 años, y que en todos estos años ha estado siempre en el mismo sitio, ya tenemos 3 décadas en las que ha estado acumulando polvo, generando óxido y esperando a que alguien volviera a hacer de ella, aquello que un día fue para mi abuelo.

Realmente aquello no era una bicicleta, sino los restos de lo que un día fue el medio de transporte de mi abuelo, pero yo estaba dispuesto a hacer que volviera a serlo.

Bicicleta Orbea